El cosmos
contiene energía bajo diversas formas: gravitacional (o de atracción entre
todas las masas –astros- que lo componen), cinética (la asociada al movimiento
de todos los astros, y del conjunto de estos, como es el caso de los sistemas
solares y las galaxias), eléctrica (energía química inherente a las sustancias
combustibles, importantes en la tierra, pero de poca entidad en el conjunto
total), energía electromagnética (irradiada por las estrellas, en todas sus
formas) y energía nuclear (la más importante, asociada a la formación de la
propia materia)
Estas formas
de energía pueden clasificarse según “órdenes de mérito”, siendo la energía
superior la de menor entropía (menor desorden). De acuerdo con esto, la
clasificación queda por este orden: energía gravitacional, energía de movimiento,
energía nuclear, energía electromagnética y energía eléctrica (química).La
energía de una forma superior puede degradarse a otra inferior, pero no al
revés.
(Sólo la vida
puede hacer el efecto contrario, a nivel local, siempre a expensas de un
aumento global de la entropía)
En el Universo,
el flujo de energía se establece a partir de las reacciones termonucleares en
las estrellas y de la contracción de las masas, convirtiéndose la energía
gravitatoria en energía cinética de partículas y energía electromagnética
(incluyendo luz visible, rayos cósmicos, etc.)
(La
gravitación no lleva consigo entropía: y esta es la razón por la que una central
hidroeléctrica pueda tener rendimientos próximos al 100%, superior al de
cualquier otra central, al haber una mínima transformación a energía
calorífica. El
flujo de agua desde una presa hasta el centro de la Tierra es una “contracción
gravitacional controlada”, a una escala muy moderada en comparación con lo que
ocurre en el Universo)
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