No hay la menor duda que somos energía, que mientras esta activa nos garantiza el que estamos con vida, una energía que debemos saberla utilizar a fin de aprovechar la oportunidad de vida que se nos concede para permanecer en esta dimensión.
Se ha escrito, que la energía va desde el alimento a nuestro cuerpo, para desarrollar diversas funciones mediante transformaciones de la energía. Tómese, por ejemplo, un pan. El pan está hecho de trigo, el cual posee fundamentalmente carbohidratos, o energía química almacenada. Cuando se comes el pan, nuestro cuerpo adquiere esa energía. Luego, puede almacenarse, o utilizarse de inmediato para moverse, para mantener la temperatura, para hacer funcionar el sistema nervioso. Así, el organismo transforma la energía química de los alimentos en energía mecánica (movimiento), energía térmica (calor) y energía eléctrica (transmisión de impulsos nerviosos).
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